Coordinador Región de la Araucanía


Director de Afams

Mg. Carlos Zurita C.

Soy profesor e instructor, motivador de nuevas experiencias. Me caracterizo por tomar nuevos desafíos y salir constantemente de la zona de confort. Llevo siete años trabajando en el área de la gestión deportiva y tres años en el mundo de la actividad física adaptada, gestionando diversas actividades, en temas de talleres o eventos para personas en situación de discapacidad de la región de la Araucania. Creo firmemente en la igualdad y los derechos de todas las personas, es por eso que día tras día, trabajo como un mensajero, con el fin de que la actividad física o el deporte, llegue a todos los sectores de mi región, para sacar del sedentarismo a las PeSD. La inclusión debemos trabajarla, aceptarla y respetarla para tener un país próspero y justo. 

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La Actividad Física Adaptada

La actividad fisica adaptada en la región de la Araucanía está cada vez más presente, actualmente 28 de las 32 comunas cuentan con talleres deportivos con recursos del instituto nacional de deportes, donde se desarrollan diversas actividades relacionadas con la rehabilitación deportiva, juegos motores, actividades cognitivas para las personas con discapacidad intelectual. Cada vez son más los profesores que se especializan en la materia, ya que hay 3 grandes universidades que imparten el ramo, donde Teletón Temuco, da un amplio respaldo para las prácticas estudiantiles. Los departamentos de discapacidad de las comuna, gestionan sus propios talleres deportivos para alcanzar a mas beneficiarios.

III Estudio Nacional de la Discapacidad

Región de la Araucanía

Un 22% de la población adulta de la región de la Araucanía son personas con discapacidad, proporción mayor que el porcentaje de la población nacional (17,6%). De ellas, 7,4% son personas con discapacidad leve a moderada, y un 14,6% personas con discapacidad severa.

La distribución del porcentaje de discapacidad en la población adulta según sexo mantiene la tendencia nacional, pues en las mujeres hay mayor prevalencia de discapacidad comparado con los hombres. Del universo de mujeres adultas en la región, un 27,2% son personas con discapacidad, mientras que en los hombres adultos en la región dicho porcentaje es de 16,6%.

El porcentaje de discapacidad de la población adulta por tramo de edad sigue el patrón nacional, pues aumenta significativamente con la edad. Si consideramos el tramo etario de 18 a 44 años, el 11,1% son personas con discapacidad, en el tramo de 45 a 59 años, el 24,4% son personas con discapacidad, y en la población de 60 años y más, el 43,7% son personas con discapacidad. Al comparar los promedios de edad de la población adulta con discapacidad y sin discapacidad, el de la población sin discapacidad es de 42,6 años y el de la población con discapacidad es de 56,7 años.

Al comparar el porcentaje de discapacidad de la población adulta por quintiles de ingreso autónomo per cápita del hogar, se evidencia que en los quintiles de menores ingresos hay mayor prevalencia de discapacidad, pues en los quintiles I y II, un 24,1% corresponde a población con discapacidad, y en los quintiles III al V, un 19,6%.

Los indicadores de educación muestran que la población adulta sin discapacidad tiene, en promedio, más años de escolaridad que la población adulta con discapacidad. En la región, las personas sin discapacidad tienen un promedio de 11,5 años de escolaridad, mientras que la población con discapacidad tiene un promedio de 9,1 años de escolaridad.

Los indicadores laborales evidencian las brechas de inclusión laboral entre la población adulta con y sin discapacidad. El 30,5% de la población adulta con discapacidad está ocupada, frente al 58,2% de la población sin discapacidad. Respecto a la población que participa del mercado laboral, es decir, que está disponible para trabajar (ocupado o desocupado), en la población con discapacidad es un 35,5%, comparado con un 65,3% de la población sin discapacidad. A la vez, la población inactiva (que no trabaja y que no está buscando empleo por diversas razones), es un 64,5% de la población con discapacidad, frente al 34,7% en la población sin discapacidad.

Respecto a la dependencia, se identifica como persona en situación de dependencia a aquellas personas con discapacidad que, debido a su salud, requieren de la asistencia de otra persona para realizar algunas tareas o actividades en su vida diaria. Del total de personas adultas con discapacidad, el 52,2% se encuentra en situación de dependencia.

La situación de dependencia aumenta según aumenta la edad: de los adultos con discapacidad de entre 18 a 59 años, el 37,7% está en situación de dependencia, mientras que en los adultos con discapacidad de 60 años y más, el 70,7% está en situación de dependencia.

La situación de dependencia según quintil de ingresos autónomos del hogar indica que, dentro del universo de personas adultas con discapacidad, en los quintiles de menores ingresos existe un mayor porcentaje de personas en situación de dependencia: el 57,7% de la población con discapacidad en los quintiles de más bajos ingresos (I y II) está en situación de dependencia, mientras que en los quintiles de mayores ingresos (III, IV y V), el porcentaje de personas en situación de dependencia es menor (45,1%).

En relación a las personas que cuidan, el 69% de las personas en situación de dependencia indica que cuentan con al menos una persona que le presta asistencia permanente para realizar actividades de la vida diaria.

En temáticas de salud, respecto a la prestación de salud, un 96,2% de la población con discapacidad se atiende por Fonasa, a diferencia de un 91,9% de la población sin discapacidad. Respecto a la declaración de enfermedades, las personas con discapacidad indican tener una mayor cantidad de condiciones de salud, ya que el 77% reporta tener 3 o más condiciones de salud, frente al 25,6% de las personas sin discapacidad. De manera similar, el 51,9% de las personas con discapacidad señala tener alguna condición de salud permanente y/o de larga duración[1], proporción mayor que el 8,3% de las personas sin discapacidad.

En relación a las ayudas técnicas, el 13% de las personas con discapacidad indica no tener ayuda técnica pero sí necesitar una, y el 37,2% utiliza alguna ayuda técnica, y requiere de otra adicional.

En lo que respecta al entorno y al ambiente, las personas con discapacidad en gran medida perciben como barreras (difícil o muy fácil de utilizar) el uso de los espacios públicos (40,4%), tiendas, bancos o comercios (47,3%), sistema de transporte público (57,7%) y servicios de salud (47,5%). Asimismo, las personas con discapacidad indican tener mayor dificultad que personas sin discapacidad para conseguir ayuda de parientes o familiares cercanos (27,2%), de amigos o compañeros de trabajo o estudio (44,3%) y de vecinos o conocidos (34,7%).

[1] Refiere a dificultad física y/o de movilidad, mudez o dificultad en el habla, dificultad psiquiátrica, dificultad mental o intelectual, dificultad psicosocial, sordera o dificultad para oír usando audífonos, ceguera o dificultad para ver aun usando lentes.