Coordinador Región de Valparaíso


Lic. Pedro Valdivia F.

Soy Profesor de educación física, con Diplomado en Actividad Física y Deporte Adaptado a Personas en Situación de Discapacidad. Especialista en el desarrollo físico y cognitivo de personas con trastorno del espectro autista (TEA), actualmente ejerce como profesor de Educación Física en el Centro de Educación Especial Bellavista de la comuna de Valparaíso y como Terapeuta en Glup Aprendizaje. El capítulo "Trastorno del Espectro Autista y Deporte" nos invita a continuar trabajando por las personas con la condición del espectro autista y la promoción de sus derechos, por impulsar y fortalecer políticas públicas y de inclusión social. Para el autor es muy importante que las personas dentro de la condición puedan acceder en igualdad de condiciones al deporte adaptado. Los invito a conocer este capítulo porque es un gran aporte a la inclusión y, además será de utilidad para educadores, familias e instituciones que trabajan en inclusión, y todo aquel que quiera conocer de este amplío mundo del espectro autista.

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Actividad Física Adapatada

El deporte adaptado en la región de Valparaíso, se ha vuelto a retomar luego de la pandemia, ya que afectó significativamente en su desarrollo y crecimiento. Recién el presente año las diversas organizaciones destinadas para el deporte inclusivo, han vuelto a organizar eventos principalmente en el área recreativa. Es importante destacar la participación de la Universidad de Viña del Mar (UVM) el cual ha sido un principal promotor de la realización de eventos, instancias de entrenamiento paralímpico y deporte adaptado. Es fundamental seguir promoviendo estas iniciativas, ya que el deporte es esencial en nuestra región y en nuestro país, en donde juntos podamos lograr que las personas en situación de discapacidad puedan avanzar hacia la dirección de los derechos, dignidad, libertad y calidad plena.

III Estudio Nacional de la Discapacidad

Región de Valparaíso

Un 16,5% de la población adulta de la región de Valparaíso son personas con discapacidad, proporción similar que el porcentaje de la población nacional (17,6%). De ellas, 6,2% son personas con discapacidad leve a moderada, y un 10,3% personas con discapacidad severa.

La distribución del porcentaje de discapacidad en la población adulta según sexo mantiene la tendencia nacional, pues en las mujeres hay mayor prevalencia de discapacidad comparado con los hombres. Del universo de mujeres adultas en la región, un 19,7% son personas con discapacidad, mientras que en los hombres adultos en la región dicho porcentaje es de 13,1%.

El porcentaje de discapacidad de la población adulta por tramo de edad sigue el patrón nacional, pues aumenta significativamente con la edad. Si consideramos el tramo etario de 18 a 44 años, el 10,1% son personas con discapacidad, en el tramo de 45 a 59 años, el 15,5% son personas con discapacidad, y en la población de 60 años y más, el 31,8% son personas con discapacidad. Al comparar los promedios de edad de la población adulta con discapacidad y sin discapacidad, el de la población con discapacidad es de 55,5 años y el de la población sin discapacidad es de 43,7 años.

Al comparar el porcentaje de discapacidad de la población adulta por quintiles de ingreso autónomo per cápita del hogar, se evidencia que en los quintiles de menores ingresos hay mayor prevalencia de discapacidad, pues en los quintiles I y II, un 19,2% corresponde a población con discapacidad, y en los quintiles III al V, un 14,7%.

Los indicadores de educación muestran que la población adulta sin discapacidad tiene, en promedio, más años de escolaridad que la población adulta con discapacidad. En la región, las personas sin discapacidad tienen un promedio de 12,3 años de escolaridad, mientras que la población con discapacidad tiene un promedio de 10 años de escolaridad.

Los indicadores laborales evidencian las brechas de inclusión laboral entre la población adulta con y sin discapacidad. El 40,8% de la población adulta con discapacidad está ocupada, frente al 60,8% de la población sin discapacidad. Respecto a la población que participa del mercado laboral, es decir, que está disponible para trabajar (ocupado o desocupado), en la población con discapacidad es un 43,1%, comparado con un 66,9% de la población sin discapacidad. A la vez, la población inactiva (que no trabaja y que no está buscando empleo por diversas razones), es un 56,9% de la población con discapacidad, frente al 33,1% en la población sin discapacidad.

Respecto a la dependencia, se identifica como persona en situación de dependencia a aquellas personas con discapacidad que, debido a su salud, requieren de la asistencia de otra persona para realizar algunas tareas o actividades en su vida diaria. Del total de personas adultas con discapacidad, el 54,4% se encuentra en situación de dependencia.

La situación de dependencia aumenta según aumenta la edad: de los adultos con discapacidad de entre 18 a 59 años, el 46,7% está en situación de dependencia, mientras que en los adultos con discapacidad de 60 años y más, el 63,8% está en situación de dependencia.

La situación de dependencia según quintil de ingresos autónomos del hogar indica que, dentro del universo de personas adultas con discapacidad, en los quintiles de menores ingresos existe un mayor porcentaje de personas en situación de dependencia: sin embargo, en la región la distribución es similar entre quintiles, el 54% de la población con discapacidad en los quintiles de más bajos ingresos (I y II) está en situación de dependencia, mientras que en los quintiles de mayores ingresos (III, IV y V), el porcentaje de personas en situación de dependencia es menor (54,8%).

En relación a las personas que cuidan, el 55,4% de las personas en situación de dependencia indica que cuentan con al menos una persona que le presta asistencia permanente para realizar actividades de la vida diaria.

En temáticas de salud, respecto a la prestación de salud, un 92,6% de la población con discapacidad se atiende por Fonasa, a diferencia de un 86,7% de la población sin discapacidad. Respecto a la declaración de enfermedades, las personas con discapacidad indican tener una mayor cantidad de condiciones de salud, ya que el 68,9% reporta tener 3 o más condiciones de salud, frente al 19,7% de las personas sin discapacidad. De manera similar, el 48,1% de las personas con discapacidad señala tener alguna condición de salud permanente y/o de larga duración[1], proporción mayor que el 7,4% de las personas sin discapacidad.

En relación a las ayudas técnicas, el 8,2% de las personas con discapacidad indica no tener ayuda técnica pero sí necesitar una, y el 33,7% utiliza alguna ayuda técnica, y requiere de otra adicional.

En lo que respecta al entorno y al ambiente, las personas con discapacidad en gran medida perciben como barreras (difícil o muy fácil de utilizar) el uso de los espacios públicos (39,5%), tiendas, bancos o comercios (44,6%), sistema de transporte público (57,4%) y servicios de salud (45,8%). Asimismo, las personas con discapacidad indican tener mayor dificultad que personas sin discapacidad para conseguir ayuda de parientes o familiares cercanos (26,6%), de amigos o compañeros de trabajo o estudio (46,5%) y de vecinos o conocidos (39,4%).

Link de estudio Aquí